Películas B

Las producciones más geniales del séptimo arte

El mes de septiembre empieza con Shudojo: nure nawa zange, la segunda película de nunsploitation que reseñaremos en este blog, en este caso una producción japonesa dirigida por un ícono del cine pink como lo es Kôyû Ohara. Su conoce internacionalmente bajo los títulos de Wet & Rope y Wet Rope Confession, que a decir verdad no sé qué tienen que ver con la historia.


La película comienza con la boda de Miki (Yuki Nohira), una enfermera que acaba de contraer nupcias con un doctor del hospital en el que trabaja. Sin embargo, durante la noche de bodas dos malhechores irrumpen en su habitación y amordazan a su esposo para después violar a Miki.


El problema para Miki, como suele ocurrir en este género cinematográfico, es que después de un forcejeo inicial da la impresión de que terminó disfrutando del sexo con su violador. No puedo decir que sean ideas mías puesto que el marido también lo nota y la expulsa del hogar por haber perdido la honra.


Ultrajada y sin tener a donde ir, Miki decide acabar con su vida arrojándose al vacío desde un acantilado, pero justo en el último momento un sacerdote impide que se arroje y la invita a unirse a un convento en donde podrá expiar sus pecados dedicándole su vida al Señor.


Una vez en el convento supe que Shudojo: nure nawa zange nada tenía que envidiarle a las películas de exploitation europeas más eróticas y absurdas. A diferencia del mundo occidental en donde se comulga con una hostia, aquí junto con el vino sirven un pan alargado como una especie de baguette pequeña y una pareja de novicias toma uno de estos panes para divertirse en la noche. Así que sin importarle la presencia de las demás compañeras una de ellas empieza a masturbarse con él y después se lo saca y empieza a penetrar a su amiga.


Se encuentran tan excitadas que no resisten más y se marchan a un lugar apartado del convento para entregarse libremente al pecado, pero no saben que desde ahí las observa el asistente del sacerdote y este las azota violentamente para castigarlas por haberse dejado llevar por la tentación.


Miki huye despavorida y busca refugio en la capilla, pero en lugar de hallar paz para orar se topa con Kazama (Yutaka Hayashi), un maleante que ha sido herido y busca refugio mientras se esconde de las autoridades. Sus habilidades como enfermera le resultan útiles para atenderlo y al día siguiente aprovecha para comprar medicinas cuando la madre superiora la envía junto a Maria para realizar varias diligencias en la ciudad.

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