Películas B

Tim Kincaid es un director de cine que realizó el camino contrario a Ed Wood Jr: comenzó dirigiendo películas pornográficas y en la década de los '80 decidió empezar a hacer cine un tanto más convencional, aunque siempre de bajo presupuesto. Curiosamente el resultado fue el mismo al menos en lo que respecta al cine en donde sus actores no se desnudan: cintas de poca monta que han sido convertidas en cine de culto por los amantes de las rarezas. Aunque en el caso de Tim Kincaid el experimento no vivió más que unos pocos años, retomando el mundo del porno hasta el sol de hoy. Tras esa introducción, cerraremos el año hablándoles de Mutant Hunt.

Mutant Hunt es una película de peleas callejeras con organismos cibernéticos mutantes, pero les aseguro que no es ni remotamente tan genial como da a entender esa línea. En una corporación llamada Inteltrax, un villano conocido como Z, superado en maldad únicamente por el sastre que le hizo su traje, controla un batallón de cyborgs (modelo Delta 7) a los cuales ha convertido en máquinas asesinas luego de aplicarles una droga llamada Euphoron (proveniente de unas colonias lunares o algo así).


No sé si es que yo no entendí bien o si en realidad es un error de la película, pero al principio cuando Z ve a los mutantes dice que son 5 modelos, mil de cada uno, completamente lógico cuando el plan es dominar el mundo, pero conforme avanza la trama parece que es suficiente con matar unas cuantas criaturas de estas para que la paz vuelva al mundo. Curiosamente en un par de ocasiones se refieren a ellos como "psycho-sexual killers", pero realmente no violan a nadie antes de asesinarlo.


Seguidamente valiéndose de una excusa barata detiene al científico que se encargaba de esa división, pero su hermana logra huir y buscar ayuda ni más ni menos que de un mercenario cuyo rostro puede que le resulte familiar a muchos de ustedes, se trata ni más ni menos que de Rick Gianasi, el mismísimo Sargento Kabukiman de Troma.


En ese punto presenciamos la primera escena de acción, con el protagonista combatiendo a dos cyborgs al tiempo que no viste otra cosa más que unos interiores muy parecidos a los de Homero Simpson. Mi momento favorito es cuando el cyborg se libera de las esposas cortándose una mano. Todo eso lo podrán ver en el siguiente video.



Si ven el video notarán algo que es recurrente en cada pelea que ocurre en Mutant Hunt, siempre es uno solo enfrentando a estas criaturas cibernéticas, mientras que los demás se limitan a mirar en la más absoluta pasividad.

Tenía en mi poder desde hace algunas semanas esta cinta española de los años '70 pero le había estado sacando el cuerpo temiendo por alguna razón que la película pudiese resultarme mala incluso dentro de mis estándares;. Al final más pudo mi curiosidad teniendo en cuenta de que se trata de una de las pioneras del género de ciencia ficción en España, los pocos votos con los que cuenta en IMDb y saber que hasta hace no mucho El hombre perseguido por un OVNI era una película difícil de conseguir.

El protagonista de nuestra historia, encarnado por Richard Kolin, es un escritor que responde al nombre de Alberto Oliver y que ha perdido toda su inspiración. Frustrado por no hallar la musa que le permita salir del bloqueo mental en que se encuentra, decide dar un paseo por las afueras de la ciudad. Paralelamente en la historia, mientras nuestro frustrado novelista ajeno a todo emprende su viaje, somos llevamos a la acción que ocurre en el interior de cierta nave espacial, en donde un grupo de extraterrestres que hablan una lengua que suena como finlandés anuncian que han encontrado al espécimen buscado y que se trata de un hombre español.


A partir de allí y a pesar de su ritmo pausado, la película se torna en un viaje psicodélico de la mente de su director y guionista, Juan Carlos Olaria; tanto así que temo poder transmitirle en palabras todo lo que en ella se ve. En primer lugar presenciamos una pelea entre nuestro protagonista y un grupo de mutantes con cabezas que parecieran cubiertas con papel de aluminio, un combate al más puro estilo de aquellos que se veían en las películas de luchadores.


Posteriormente, tras comprobar que los mutantes han arrojado su auto por un despeñadero, escapa y busca llegar a la comisaría para denunciar lo sucedido; mientras tanto los extraterrestres deciden limpiar toda posible evidencia, por lo que desintegran su automóvil y se lo llevan al espacio exterior. Esa escena entre el auto y el platillo es tan sublime que al recordarla solo puedo imaginarla oyendo de fondo la pieza de Richard Strauss, Así habló Zarathustra.

Hay personas que habrán pasado el día de Navidad disfrutando de sus regalos, otras simplemente habrán dedicado su tiempo a compartir con la familia, yo por mi parte opté por torturarme la existencia con esta película de Harry Essex conocida bajo el nombre de Octaman.

Un grupo de científicos se halla en algún lugar de la frontera entre Estados Unidos y México analizando el agua de una localidad, en ella detectan altos niveles de radiactividad y además descubren una especie de pulpos bastante peculiar, por lo que deciden llevarse un ejemplar al campamento. Posiblemente movido por la ira de ver cómo uno de sus amiguitos era apartado de su lado, de la laguna surge una criatura mitad hombre - mitad pulpo con una enorme sed de venganza (y se supone que esa criatura se formó por una mutación ocasionada debido a los altos niveles de radiación).

A pesar de que se entra en acción desde los primeros compases de la película, la trama es bastante lenta y cargada de diálogos totalmente superfluos lo que la sitúa más o menos en el mismo escalón de The Creeping Terror y  The Monster of Piedras Blancas. Los 76 minutos que dura Octaman se consumen en repetitivos ataques de la criatura hacia los científicos y sus ayudantes, quienes como sucede siempre, pasan de querer preservar la criatura en pro de la ciencia a un plan desesperado de supervivencia en donde cualquier medio es válido para acabar con el monstruo.

En cuanto al protagonista, su disfraz rememora a los típicos monstruos de la década del '50, incluyendo el rapto de la única chica del grupo, acción que a la postre llevará la desgracia a su vida. En cuanto a otros aspectos resaltantes de Octaman, puedo decirles que por muy flexibles que luzcan sus tentáculos, en una escena mata a un hombre atravesándolo como si más bien tuviese aguijones. Por otra parte, en lo que presumo fue un arranque de originalidad, Harry Essex optó por cambiarle una vocal al nombre de su criatura para que resultara menos directa la combinación de octopus con man.

Pot Zombies es una película de bajísimo presupuesto acerca de... zombies marihuaneros, ¿de qué otra cosa podría tratarse con semejante título?

A un pequeño pueblo redneck, donde por lo visto un número importante de sus habitantes son habituales fumadores de marihuana, llega un lote de la preciada hierba contaminado con cierta sustancia radiactiva, cuyos efectos secundarios causan que cada persona que la fume se convierta en zombie pocos minutos después.


De ahí en adelante la trama es bastante lineal, mostrando en distintas situaciones a personas fumando marihuana para seguidamente convertirse en zombies y devorar a los no infectados. Quizás para algunos esa repetitividad del argumento pueda resultar monótona, pero teniendo en cuenta que la película no llega ni a la hora de duración, pienso que es tolerable. Además la banda sonora colabora a que todo se haga bastante entretenido.


Como sucede muchas veces, el limitado presupuesto contribuye en el factor diversión de la producción. El primer ejemplo que puedo darles está en los zombies, una generosa cantidad de maquillaje verde recubre a los actores para darles ese característico color a muerto, pero posteriormente durante la edición les agregaron unos ojos verdes para que lucieran realmente radiactivos.

Originalmente no tenía pensando realizar una reseña de esta película por tratarse de cine relativamente serio a pesar de ser una pionera en el género de las películas de luchadores. No obstante, noté que en la red es prácticamente nula la información que se consigue sobre ella fuera de biografías de Santo.

Tomando eso como punto de partida, encontraremos ahí la primera curiosidad sobre esta película, una producción titulada "El enmascarado de plata" en donde Rodolfo Guzmán Huerta no figura por ningún lado y el papel principal recae sobre El Médico Asesino. El segundo dato anecdótico es una consecuencia del primero: por una vez en la historia, el papel de villano recae sobre ese enmascarado de plata.

Bien haya sido intencionalmente por parte de René Cardona para generar confusión y valerse de uno de los apodos de Santo, o bien se haya tratado de una torpeza a la hora de definir la estrategia, el papel del enmascarado de plata es secundario y hasta puedo decirles que desaparece antes de llegar a la mitad de la película (y no me odien por ese spoiler porque les prometo que en nada afecta la trama). La confusión no termina allí, ya que por otra parte en un par de escenas se hace énfasis en la máscara plateada que porta el Médico.

En esta oportunidad nos toca hablar de una película mexicana de 1984 que al menos al momento de escribir esta reseña ni siquiera tiene puntuación en IMDb por carecer de los votos necesarios; les hablo de El Monje Loco.

Después de haberla visto uno comprende el por qué de esa situación, una combinación de bajísimo presuesto con unas actuaciones dignas de las telenovelas de aquel país hacen pensar que en una época en que internet no existía no habrá conseguido tener mayor difusión. Pero afortunadamente el futuro ha llegado y nosotros los cinéfilos amantes del cine basura podemos hacerle justicia.

El argumento está dividido en dos fragmentos. El primero de ellos se desarrolla en una época muy lejana y nos relata la historia de Martín, un joven seminarista que durante su preparación para ser sacerdote se enamora de una mujer llamada Carmen y comienza a ser víctima de una terrible lucha interior que desemboca en la muerte de la indefensa chica. Es allí cuando alcanzamos el pináculo de la historia, el instante en que Dios comienza a hablarle a Martín y lo condena a vivir eternamente hasta que se arrepienta de los pecados cometidos.


Después de eso volvemos al presente con una historia que inicia con el nombre de "El talismán maldito", relatada por el monje loco y protagonizada por una humilde pareja de campesinos que se ven agobiados por las deudas y necesitan encontrar una salida para no perderlo todo.

Esta simpática película dirigida por Christopher Thies tiene un aire a la anteriormente reseñada Frostbiter: Wrath of the Wendigo. Si bien no cuenta con su acelerado ritmo, tiene en común una ambientación en una nevada zona montañosa y el uso de criaturas hechas en plastimación producto de un delicado trabajo de manualidades en una época en donde el CGI no estaba al alcance de todos.

Winterbeast inicia de forma muy prometedora con la representación de un sueño que tiene uno de los guardabosques del lugar, Bill Witman, en él recibe la visión de su compañero muerto en vida junto un escalofriante monstruo.


Sugestionado por ese sueño, a nuestro protagonista no le toma demasiado tiempo ponerse suspicaz respecto a las misteriores desapariciones que están ocurriendo en el pueblo, si bien es cierto que no consigue avanzar mucho con sus investigaciones. Pero dichas pequisas le sirven para toparse con un personaje bastante sospechoso, de esos que dan la impresión de llevar la palabra "villano" tatuada en la frente, quien es ni más ni menos que el dueño de un refugio para alpinistas y que se opone a cualquier intento de prohibirle el paso a los escaladores hasta que se esclarezcan las desapariciones.

Mad Mutilator, conocida entre sus amigos como Ogroff a secas, es una película tan extraña que por momentos me hizo dudar si N.G. Mount, su director, era un tipo más incompetente que Hal Warren o si por el contrario estaba contemplando la obra de un genio como Ingmar Bergman o Béla Tarr. Es más, al compararlo lo correcto sería situarlo a la par de Fritz Lang o Robert Wiene, porque la película es prácticamente muda y su hipnótica banda sonora la hace digna sucesora del expresionismo alemán.

La historia gira en torno a Ogroff, un hombre sumamente perturbado que habita en una humilde cabaña en el corazón de algún bosque francés. Allí pasa los días haciendo lo que más le gusta: matar a todo aquel que se le atraviese.


La película no sólo carece de diálogos, tampoco tiene trama. Es más, me atrevería a asegurar que tampoco tenía audio, pero algún alma caritativa decidió agregarlo durante la edición. Eso queda patente principalmente en dos momentos: en los primeros instantes de la película, cuando un hombre grita el nombre de una niña llamada Leticia, cada vez que la llama la música se detiene para dar paso a la voz del actor, el equipo técnico no fue capaz de conservar las dos pistas de audio. Más adelante, durante la única conversación medianamente fluida que tiene esta cinta, el audio de los diálogos entre el cardenal y la co-protagonista pierden sincronía con el video.


Pero volviendo al asunto de la carencia de trama, las escenas se suceden de forma inconexa y no existe una explicación directa para los distintos hechos que acontecen, algunos de ellos completamente absurdos. Por ejemplo la escena en donde la co-protagonista mata al suicida (así tal cual como lo leen), que solamente sirve como preámbulo para su encuentro con Ogroff. Allí luce asustada en un principio e intenta escapar, pero después como que se lo piensa mejor y opta por hacer vida de pareja junto a nuestro carismático psicópata.

En esta ocasión les hablaré de una pequeña gema que despertará el interés de todos aquellos amantes del cine de terror de bajo presupuesto y que además tenga el valor añadido de haber sido filmada en video. Se trata de Hallucinations, la primera película de los hermanos Polonia, filmada poco antes de que rodaran su obra de culto, Splatter Farm.

La producción cuenta únicamente con tres actores, los propios hermanos Polonia, John y Mark, compartiendo escena junto a un tercer amigo, Todd Smith, quien luego repetiría en la ya mencionada Splatter Farm interpretando al personaje de Jeremy. En la historia los tres son hermanos (el amigo hace de hermano adoptivo) y se encuentran solos en la casa porque la mamá tuvo que cubrir un segundo turno en el trabajo. Sin embargo, al poco tiempo y sin razón aparente, uno de ellos empieza a sufrir violentas alucinaciones que poco a poco pasan a afectar también a los otros hermanos.


Eso es todo lo que ocurre a lo largo de los 59 minutos que dura esta película que se mantuvo en el olvido una buena cantidad de años hasta que fuera publicada hace 3 años en los extras del DVD de Splatter Beach; aunque sin haber pasado por la restauración pertinente, por lo que no esperen una buena calidad de imagen.


No obstante, como me gustó mucho Hallucinations, a continuación les pondré imágenes a diestra y siniestra para que se animen y se decidan a verla.

En esta oportunidad nos toca hablar de otra rareza, una simpática película de ciencia ficción con tintes de comedia conocida bajo el nombre de It Came from Somewhere Else. Me animé a verla sin saber absolutamente nada de ella, debo admitir que siento una peculiar debilidad hacia aquellas películas que llevan en su título las palabras "It Came From" o "Outer Space", por lo que esta olvidada producción de los años '80 ya llevaba recorrido buena parte del camino para ganarse mi corazón.

Como en muchas otras historias de invasores del espacio exterior, todo comienza cuando algunos habitantes del lugar divisan en el cielo un gran destello de luz y alguien se acerca a investigar. Al sitio en donde se cree que cayó el objeto luminoso se dirige un policía del pueblo y rápidamente es suplantado por un extraterrestre.

En lo que se diferencia It Came from Somewhere Else respecto a otras cintas similares, es en que aquí el protagonismo no se lo lleva la invasión extraterrestre como tal sino que la atención recae más bien el extraño comportamiento de los personajes, sean estos humanos o alienígenas. Para empezar está el sheriff y su ayudante, quienes atienden los problemas del pueblo desde una comisaría que tiene en la puerta las típicas calcomanías de Visa y MasterCard. Tenemos también al pobre señor Buckner, quien pasa la película entera botando sangre a través de una herida en su pecho que le es infligida en los primeros compases de la trama.


¿Y cómo recibió esa herida el señor Buckner? Debido a una bala perdida mientras el sheriff intentaba derribar una mano voladora y violenta.

El tema a tratar el día de hoy es esta poco conocida película de J.R. Bookwalter filmada en video y de apenas 1 hora de duración. Una obra cuya trama es bastante directa y se desarrolla con rapidez para el disfrute del típico cinéfilo amante del cine Z.

La historia empieza con una situación de rehenes a donde son enviados los detectives Gill y Steves, una pareja que luce como cualquier cosa menos oficiales de policía. En el lugar se topan con el doctor Death, un fulano practicante del vudú que arrastra una rencilla con el detective Gill luego de que este asesinara a su hermano un tiempo atrás. Se produce un intercambio de disparos entre Gill y Death y ambos mueren; no obstante, en los instantes previos al trágico desenlace, este siniestro sacerdote había arrojado sobre Gill una pócima que le permitiría poner sobre él una terrible maldición.


Al día siguiente, mientras le eran rendidos honores al ejemplar detective fallecido cumpliendo con su trabajo, hubo tiempo para el dolor, la reflexión y los recuerdos, a la par que todos se mantenían ajenos a lo que estaba por venir.


Para lo que no hubo tiempo fue para que el cadáver del detective Gill se enfriara, puesto que la maldición del doctor Death lo trajo de vuelta a la vida convertido en zombie. Al igual que también regresó el mismo doctor Death, aunque con mucho mejor aspecto pero idéntica resistencia a las balas.

Ya era hora de que en este blog le dedicásemos unas líneas a esta película de culto que lleva por nombre Intrépidos Punks, dirigida por Francisco Guerrero y protagonizada entre otros por El Fantasma y la Princesa Lea. Mucho tiempo antes de verla ya sabía de su existencia gracias a reseñas que había leído en páginas de contenido similar y en ellas la pintaban como una auténtica joya del cine de bajo presupuesto.

Los diálogos son del estilo de aquellas memorables líneas presentes en El Violador Infernal (en donde también participa la mencionada Princesa Lea), y si por si acaso no me creen, les citaré dos casos concretos.

- ¿Qué pasó? Qué milagro, preciosa fierecita. ¿Qué, vienes en busca de placeres sexuales? ¿O qué, vienes también en plan de negocios?
- Claro que vengo a eso, tuerto.
- Muy bien. Vamos a ver de qué se trata. Seguramente vienes a venderme algún coche robado o alhajas, o a lo mejor... Me vas a regalar a las tres preciosas muñequitas. O tal vez quieras...
- Cállate imbécil.
- No te calientes, fierecita. Déjame ver, ¿quieres coca, mota, a lo mejor heroína? No ya sé, se me hace que quieres revólveres o metralletas o acaso explosivos.
- Sí, eso, armas.


Más tarde, durante un juego de cartas entre cuatro amigotas esposas de oficiales de una cárcel:



- Ha de ser bonito una orgía, ¿verdad, muchachas?
 - ¡Ay sí! Una vez fui a una. Gerardo me dijo que se iba de viaje, me invitaron y fui.
- Oye, ¿cómo te fue en la orgía?
- Qué te cuento... Ya pedía esquina. Todos contra todas. Quedé desecha.

La historia va más o menos sobre lo siguiente: una banda de punks (intrépidos ellos) organiza una serie de asaltos para acumular el capital necesario que le permita liberar a su líder, Tarzán. Lo consiguen y continúan cometiendo más fechorías, ¿o acaso creían que iban a regenerarse? A partir de ahí siguen sembrando el terror entre los habitantes del lugar y tres policías son asignados al caso para detener a Tarzán y sus secuaces cuanto antes.

Imagino que solamente por el título ya la película les parecerá lo suficientemente extraña sin necesidad de leer una sinopsis, la reseña o ver las imágenes. Lo mejor que puede decirles para empezar, es que el título no es un invento con fines de mercadeo, la historia efectivamente es sobre una aspiradora libidinosa bajo efecto del planeta Marte. Lo que sí no se ajusta con la realidad es su poster...

La película da inicio con unas pequeñas criaturas de plastilina que vienen a ser los marcianos. Dichos seres por lo visto estaban muy aburridos en su planeta y deciden venir al nuestro a divertirse. ¿De qué modo? Haciendo que un humano tenga relaciones sexuales con una aspiradora y estudiando las consecuencias de ese encuentro.



Seguidamente somos testigos de la convivencia marital de una pareja en la que el hombre pasa más tiempo del debido en el baño sólo para poder espiar a su joven vecina, mientras que la esposa lidia con una aspiradora descompuesta para hacer frente a los quehaceres del hogar.


Sabiendo que la aspiradora de la casa está averiada y queriendo contentar a su esposa, nuestro protagonista aprovecha un encuentro casual con un vendedor ambulante de artículos de dudosa procedencia y le pide una aspiradora. Ya se imaginarán ustedes cuál aspiradora le consiguió, aquella que había intimado con el indigente por culpa de los marcianos.


A pesar de haber sido ultrajada al inicio, la aspiradora pareciera comportarse con normalidad; sin embargo, el caso se desata un día que la usan para aspirar un té con propiedades afrodisíacas y se liberan sus más bajas pasiones.

Curiosa película SOV que durante su comienzo me hizo dudar sobre si realmente era una película de terror o si se trataría de una porno. Pero a la mordida de pene inicial le sigue una amena historia de una muerta en vida que va por el mundo con un dildo negro que eyacula un extraño líquido verde.

La protagonista de esta historia es una chica llamada Dawn Day, una prostituta fallecida hace algún tiempo que ahora pasa sus días bebiendo sangre humana. ¿Pero cómo una persona muerta anda por ahí matando gente? El secreto está en una sustancia desarrollada por un científico, la cual tiene la capacidad de volver a la vida a todo cadáver con el que entre en contacto.


Como siempre ocurre en estos casos, la fórmula tiene un par de defectos: los revividos tienen un carácter de los mil demonios y una imperiosa necesidad de beber sangre. Es por esa razón que un día Dawn se obstina del científico y se marcha, llevándose con ella una buena cantidad de la sustancia y su fórmula. Por ser un tema delicado, este hombre no acude a las autoridades sino que contrata a un ex-policía para que dé con su paradero, y por ese derrotero es que se desarrolla la trama.


Para quienes hayan visto otras películas de terror de bajo presupuesto y filmadas en video, con Gore Whore se sentirán muy a gusto con las actuaciones, diálogos y efectos; esta copia además tiene una peculiar tonalidad rosada, supongo que el ripeo provendrá de alguna cinta de VHS en mal estado, no creo que originalmente haya sido así. De paso hay una escena en un cementerio con zombies, no son nada del otro mundo, pero considerando el presupuesto de la película están muy bien logrados.